Arriba

Una vivienda mal aislada necesita más energía

A pesar de las ventajas de sostenibilidad medioambiental que puede llegar a proporcionar una Casa que Ahorra, son pocos los edificios que actualmente cuentan con medidas que los hagan más “verdes”. Los obstáculos para generalizar su implantación en nuestro país son diversos. En primer lugar, por parte de los usuarios de estas casas: ellos son los que más se benefician de los ahorros de energía, pero no siempre están dispuestos a realizar las inversiones necesarias. La economía doméstica no siempre distingue entre gasto e inversión. El ahorro del futuro, para muchos ciudadanos, no es una razón de peso para afrontar el gasto inmediato.

No sólo los usuarios finales impiden progresar; según apunta el informe Impulsar la Edificación de alto Rendimiento Energético 2009, publicado por la Fundación Entorno, son varios actores más los que frenan el despegue efectivo hacia un presente de edificios de bajo impacto medioambiental. El sector de la construcción cree que las políticas de eficiencia energética son demasiado recientes en nuestro país y sobrevalora el coste que supone el cambio.

Por otro lado, los profesionales del sector deben adaptarse a los requerimientos de cada Comunidad Autónoma, lo que implica una continua actualización de conocimientos. Hasta el momento, las administraciones públicas se han retrasado a la hora de crear políticas efectivas de eficiencia energética, debido a la importancia que el consumo de energía representa para nuestro país. Como consecuencia de lo anterior, las entidades financieras se han mostrado reticentes a la hora de invertir en eficiencia y se interesarán por ella siempre y cuando sea un factor decisivo de compra o alquiler del parque residencial existente.

Los estudios más actuales sobre eficiencia energética en edificios demuestran que alcanzar los niveles más básicos de certificación incrementaría los costes de construcción un 2-3% en relación a un edificio convencional. Promover un edificio más verde (que obtenga uno de los mayores estándares de certificación) es probable que añada entre un 5% y un 7,5% a los costes de construcción. Si quisiéramos ir más allá y conseguir un edificio con “Cero Emisiones”, se incurriría en una prima de coste de construcción un 12% más alta. Aunque no deja de ser significativo, parece un aumento modesto a cambio de lograr lo que de verdad es un estándar medioambiental muy exigente.

Sin embargo, y en contraposición, una casa que se aproxima a una certificación energética eficiente es capaz de consumir hasta un 90% menos de energía. Además, existen otros factores que animan al cambio. Por ejemplo, si decidimos acometer reformas en nuestra vivienda orientadas a mejorar su consumo de energía, el 95% de contribuyentes se pueden beneficiar de una deducción fiscal del 10% hasta el 31 de diciembre de 2012. Los incentivos y subvenciones están a nuestro alcance y serán mayores progresivamente.

La amortización de la inversión destinada a conseguir nuestra Casa que Ahorra no es inmediata. Pero una rehabilitación “verde” se paga por sí sola. El coste que suponga acometer esta reforma se verá compensado en una menor factura de energía. Los materiales que se utilizan en el aislamiento son los únicos de la obra o reforma que se amortizan por el ahorro económico que proporcionan. No se ven, pero se notan.

Según el IDAE, en su Guía Práctica de la Energía en la Rehabilitación de Edificios, una rehabilitación térmica media, considerando el coste total de la obra y del aislamiento, se puede amortizar en un plazo de 5 a 7 años. Si tenemos en cuenta la larga vida del aislamiento, se podrá ahorrar en ese periodo de 8 a 9 veces más de lo que costó toda la rehabilitación.

¿ Cómo es una casa que ahorra ?

La Casa que Ahorra es tan confortable como una casa convencional, o incluso más, pero demanda entre un 70% y un 90% menos de energía.

Aislamiento óptimo

Tendemos a pensar que la ineficiencia energética tiene que ver con el modo en que generamos el calor o el frío de la casa. Pero en realidad son las pérdidas o las entradas indeseadas de calor las que ponen de manifiesto si la energía se derrocha o no. Por eso La Casa que Ahorra tiene un aislamiento optimizado en sus fachadas, cubiertas y huecos acristalados.

Diseño eficiente

Las pérdidas o entradas indeseadas de calor en nuestras casas se producen sobre todo a través de sus muros y cubiertas. Cuanto mayor sea la superficie expuesta de estos cerramientos con respecto al volumen total interior de la vivienda, mayor será también el riesgo de despilfarro de energía. Por eso, en la medida de lo posible, conviene optar por diseños compactos reduciendo también al máximo los elementos que sobresalgan del edificio.

Orientación estratégica

Una casa correctamente orientada se calienta gratuitamente en invierno gracias al sol, o se mantiene fresca en verano con menos demanda de aire acondicionado. Cada zona geográfica tiene su clima y las casas deben adecuarse a éste desde el inicio de su proyecto, tanto si trata de nueva construcción como si se va a rehabilitar una existente.

Ventilación controlada

Una casa que ahorra tiene un ambiente saludable y sano y para ello necesita una correcta renovación de aire, controlada y suficiente. El fallo más habitual son las fugas de aire incontroladas, normalmente en los puntos de ensamblaje entre ventanas, fachadas, estructuras y otros elementos constructivos.

Construida con materiales sostenibles

De nada sirve que la casa ahorre energía si los materiales que la forman son insostenibles. La casa que ahorra ha de tener una "huella ecológica" conocida y reducida. Para ello debe ser construida con materiales respetuosos con el medio ambiente a lo largo de toda su vida útil.

ver más