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AHORRAR ENERGÍA EN LAS VIVIENDAS ESTÁ EN NUESTRAS MANOS

Pedro Luis Fernandez Cano

Empresas líderes de la construcción se unieron hace años y lanzaron la Fundación La Casa que Ahorra con un objetivo principal: sensibilizar a todos los sectores de la sociedad sobre la importancia de la eficiencia energética en la edificación y los beneficios que puede reportar para el ahorro económico y energético, la protección del medio ambiente y la creación de empleo. Incorporando, además, criterios de confort acústico y seguridad pasiva contra incendios a la definición de viviendas sostenibles.

Desde que creamos esta institución llevamos promulgando esos valores en cuantos foros participamos, pero todavía nos enfrentamos a una situación que no es buena. Por ese motivo queremos abogar desde aquí por una Casa que Ahorra, porque es la casa del futuro. Pero que está a nuestro alcance ya mismo. Es una casa que se preocupa por el medio ambiente. Una casa que lucha activamente contra el cambio climático y las emisiones de gases de efecto invernadero. Una casa que permite a las familias ahorrar dinero, reduce el consumo de energía en nuestro país y, a la vez, cuida el planeta de un modo global. Una Casa que Ahorra es una vivienda más confortable. Acústica y térmicamente. Una vivienda construida con materiales más seguros frente al fuego. Una casa que, a medio plazo, resulta más rentable. Responsable con mi economía, porque controla el consumo de electricidad y gas. Responsable con mi país, porque emite menos CO2. Y lo mejor. Con la tecnología y los materiales disponibles para que sea posible ya. En viviendas de nueva construcción o en las que van a ser rehabilitadas.

Ante esta situación que venimos arrastrando desde hace décadas, desde la Fundación La Casa que Ahorra se proponen cuatro escenarios para conseguir una Casa que Ahorra. Es decir, qué medidas podemos tomar a la hora de construir, a la hora de comprar una vivienda, a la hora de alquilar, y a la hora de reformar o rehabilitar. En todos estos casos, podemos actuar para alcanzar una vivienda con mínimos consumos energéticos.

A la hora de construir una vivienda… Construir una casa desde cero es una gran oportunidad. A la hora de hacerlo es necesario tener en cuenta los principios de construcción sostenible. Quiere decir hacer uso de las tecnologías que permiten disponer de un edificio construido con materiales reciclabes o reutilizables, en todo caso industrializados, que provoquen el mínimo de residuos, edificios cuya distribución y orientación favorezcan la iluminación y el soleamiento natural y que en consecuencia precisen de un mínimo de energía para climatizarlos. Éstos consiguen ofrecer el máximo confort y seguridad a los usuarios, con el máximo ahorro de energía. Para construir una Casa que Ahorra es necesario atender a tres etapas: aislarla eficientemente; estanqueidad del aire interior, sin fugas de aire indeseadas; y una ventilación adecuada.

Muchos países del centro y norte de Europa han tomado la delantera en el reto de conseguir la mejor eficiencia energética en edificios nuevos. Así, Alemania, Suiza o Francia han establecido determinados estándares de eficiencia energética para edificios de bajo consumo energético (NZEB). Para el mismo nivel de confort que una vivienda convencional, esta casa es capaz de consumir 20 veces menos que una vivienda española.

Para nosotros esa ‘casa pasiva’ es la Casa que Ahorra y es la vivienda del futuro, disponible ya mismo. Cuenta con un buen aislamiento y un sistema de ventilación que aprovecha bien la energía. Registra una pérdida energética mínima, utiliza al máximo la energía solar, que sumada al calor desprendido por los cuerpos y al de los aparatos eléctricos, contribuye a crear un magnífico radiador de coste cero.

A la hora de comprar una vivienda… Una mala decisión de compra se toma una vez, pero en el caso de una vivienda poco eficiente, sus consecuencias se mantienen a lo largo de toda su vida útil. Por tanto, es esencial que a la hora de adquirir una vivienda en propiedad sepamos qué comportamiento energético tiene desde el principio. Es importante también que nos interesemos por la calidad del aislamiento que tienen porque vamos a ser sus propietarios y tendremos que hacernos cargo de su factura energética (consultar el libro del edificio antes de la compra).

En la actualidad la que nos va a dar esa información es la Etiqueta de Eficiencia Energética. Los tramos de la clase A a la clase E son obligatorios para nuevos edificios, y las clases F y G sirven para certificar edificios más antiguos o que han acometido rehabilitaciones. Así, por ejemplo, un edificio de clase A en eficiencia energética representa hasta un 90% de ahorro energético; uno de clase B en torno al 70%; y la clase C, un 35%.

A la hora de alquilar una vivienda… Es esencial que a la hora de interesarnos por el arrendamiento de un inmueble, sepamos qué comportamiento energético va a tener nuestra futura vivienda de alquiler. Es recomendable, por tanto, que preguntemos a la propiedad por la tipología de la vivienda, su año de construcción, los materiales que se utilizaron como aislamiento, así como revisar la etiqueta que indica la eficiencia energética de la edificación, cuya exhibición es obligatoria cuando se alquila una vivienda, según la Ley.

A la hora de reformar o rehabilitar una vivienda… Reformar nuestra vivienda habitual supone una perfecta oportunidad para hacerla más eficiente y reducir sus emisiones de CO2. Actualmente en España, según fuentes del IDAE, 8 de cada 10 edificios existentes tienen una antigüedad de dos décadas o más, y no fueron construidos con criterios de eficiencia energética como los que se aplican en el vigente Código Técnico de la Edificación.

La rehabilitación de este parque de viviendas ineficientes es la mayor oportunidad de ahorro energético de la que disponen nuestras ciudades y pueblos. Si aplicásemos políticas ambiciosas de rehabilitación energética de este parque de viviendas -continúo haciendo referencia al IDEA- reduciríamos el gasto energético nacional en un 30%, las emisiones de CO2 en proporción similar y en solo cinco años podríamos amortizar las inversiones realizadas.

Todos aquellos interesados en realizar este tipo de reformas y rehabilitaciones tienen disponible un amplio abanico de ayudas y subvenciones oficiales, que son gestionadas por las distintas administraciones públicas, así como deducciones fiscales. Además, muchas comunidades autónomas poseen planes para la renovación de ventanas. Es necesario informarse de todas estas ayudas, su tipología y los requisitos para acceder a ellas.

La solución adaptada dependerá del tipo de vivienda y de las circunstancias particulares de la propiedad. En viviendas individuales la solución es más sencilla porque se rehabilita el exterior de la vivienda para hacerla más eficiente. De ese modo sus habitantes pueden seguir ocupando el interior de la casa. Las obras de modernización y mejora del aislamiento no restarán en ningún caso espacio útil a la vivienda.

La rehabilitación de bloques de propiedad colectiva obliga a que los diferentes vecinos se pongan de acuerdo. Para cada caso particular existen ya soluciones efectivas y rentables, apoyadas en muchos casos por planes de financiación y subvenciones de la Administración pública.

En el caso particular de poderes municipales, la rehabilitación de viviendas puede representar una herramienta muy potente para que los ayuntamientos inicien la reforma integral de barrios socialmente degradados, haciendo partícipes a los vecinos y consiguiendo altos niveles de eficiencia energética en sus viviendas.

Hay sobradas razones para apostar por una Casa que Ahorra. Podemos destacar el dinero y confort para las familias. La demanda energética de los edificios en Europa supera a la del sector del transporte o la industria por separado, según datos de la Comisión Europea. Ha llegado la hora de evaluar cuánta energía consume nuestro hogar de modo profundo. Muchos ciudadanos desestiman el efecto positivo que proporcionan las mejoras en el aislamiento de sus casas, a veces por falta de información técnica accesible o ayudas para afrontar una inversión. Sin embargo, mejorar la eficiencia energética de nuestro hogar no solo beneficiará a nuestro entorno, sino que nos permitirá ahorrar en nuestra factura energética, mejorando sensiblemente la comodidad de nuestras viviendas.

Otro motivo que nos conduce a alcanzar este estándar en nuestra vivienda es la independencia y cumplimiento de compromisos ambientales internacionales de nuestro país. España tiene una elevada dependencia energética del exterior. Según datos del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, nuestro país importa el 75% de la energía primaria que utiliza frente al 50% de media de la Unión Europea, cifra considerada ya elevada por las instituciones comunitarias. Además, esa dependencia va en aumento, con las implicaciones no sólo económicas y comerciales que ello supone, sino también con unos efectos medioambientales significativos, al tratarse en su gran mayoría de productos fósiles con un elevado nivel de emisiones de gases de efecto invernadero. Reducir el despilfarro de energía que producen nuestros edificios no solo hará disminuir esa dependencia energética del exterior, sino que nos ayudará a cumplir con eficacia los acuerdos medioambientales que nuestro país ha suscrito.

Y, además, no podemos olvidarnos del cuidado del planeta. Todos estamos implicados en la lucha por un planeta más habitable. En el futuro, deberán variar nuestros hábitos de consumo de energía, lo mismo que cambiará el tipo de energía utilizada. No es tiempo de dudar. Nuestro planeta necesita respuestas y acciones reales. Confío que en la próxima conferencia sobre el clima, COP21, que acogerá París en diciembre, se pueda ir más allá y alcanzar acuerdos que redunden en beneficio del planeta.

Si además todos nosotros apostamos de verdad por una casa más eficiente, comprobaremos de modo real y efectivo cómo nuestra vivienda colabora en la lucha contra el cambio climático y ayuda a definir el modelo energético sostenible para el futuro. Es el momento de que nuestra vivienda ahorre y que, a la vez, cuide nuestro planeta.

Pongamos nuestro pequeño grano de arena.